Sunday, October 28, 2012

El origen del nombre Cananea


Y así llegamos a la mina símbolo de esta actividad en Sonora, al ícono minero por excelencia en México, a Cananea.

El mapa de Kino de 1696-1697, con la ubicación de Cananea 
Este espacio no me permite extenderme sobre el tema y en consecuencia lo comprimiré en varios artículos. La primera mención con que contamos en donde aparezca el nombre de Cananea, la sonorense, se muestra en un mapa del misionero jesuita de la Pimería Alta, Eusebio Francisco Kino,  realizado entre 1696-1697. Allí se lee, junto a la imagen del misionero mártir Francisco Xavier Saeta, el nombre de Cananea, hacia el Norte del río Sonora en su nacimiento, al Norte de Bacoachi y Mututicachi y al Este del Real de Bacanuchi. Es decir, donde se encuentra el mineral objeto de este artículo. Esta fue, curiosamente, la primera y única mención del lugar hecha por el misionero .

Ahora bien, hay varias versiones acerca del origen del nombre de Cananea. Una de ellas sostiene que se deriva del lenguaje Apache, y que quiere decir “carne de caballo;” así que intentando conocer la opinión sobre este asunto de un historiador amigo, cananense por excelencia, el Ingeniero Humberto de Hoyos, le hablé y pregunté al respecto. Su respuesta fue: “tengo aquí lo que significa carne de caballo en los tres idiomas apaches y en nada se parece a Cananea.  Para mí que viene de la mujer de Canán. Yo considero que es de origen religioso, porque también hay una Cananea en Brasil, en donde no hay Apaches.” 

Que Cananea no es un nombre exclusivo de nuestra región lo prueba la isla de Cananea (Cananeia en portugués), en Brasil, lugar y nombre que menciona ya el Español Alvar Núñez Cabeza de Vaca después de su odisea norteamericana entre 1528 y 1536, en la que atravesó nuestra región de Sonora y Arizona. 

Cabeza de Vaca estuvo después en América del Sur y en su Relación General de 1545 describe cómo le tocó tomar posesión de la isla de Cananea por parte de España, es decir, siglo y medio antes que Kino: “tomé la posesión en nonbre de Su Magestad en la Cananea que está en veynte e çinco grados poco más o menos en la dicha costa de Brasil. Este puerto de la Cananea está çinquenta leguas de la dicha ysla de Santa Catalina.”  Y aquí cabe que agregue que la posición geográfica exacta de la capital de esta isla, con una población actual de poco más de 12 mil habitantes, es precisamente 25 grados Sur, y 47° 56’ Oeste, en el Estado de Sao Paulo, Brasil. Es una región que se encuentra orgullosa del hecho de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a su enorme diversidad biológica.



El obelisco en la plaza de Cananea, Brasil
Sin embargo, en la plaza principal de la capital municipal de Cananea, Brasil, hay un obelisco que recuerda su fundación por el portugués Alonso de Sousa o Pero Lobo en 1531. Esta nota se basa en el diario del explorador portugués, que reza así: “Sábado. 12 del mes de agosto [1531], con viento noreste, navegábamos con rumbo oeste-suroeste y al mediodía vimos tierra … yendo así costeando, el capitán mi hermano [Martím Afonso de Sousa] ordenó que nos acercáramos a tierra … y yendo en dirección suroeste, topamos con una isla … y reconocimos que era la isla de Cananea, surgimos entre ella y la tierra en un fondo de siete brazas. ”

En otras palabras, a lo que quiero llegar es que no hay duda de lo antiguo del nombre de Cananea, aplicado a esa región de Brasil, y que tanto Brasil como España se disputaron su posesión.

La razón de estas pugnas entre España y Portugal por su posesión se debe a que esa isla se encontraba ubicada precisamente en la región fronteriza entre España y Portugal, ya que allí se situó la frontera entre las posesiones americanas de ambas naciones a través del Tratado de Tordesillas. Esto lo prueba “La Argentina,” obra escrita por Ruy Díaz de Guzmán en 1612, que dice: “Los castellanos [que vivían en la isla de Cananea] respondieron que no conocían ser aquella tierra de la Corona de Portugal, sino de Castilla… De estas demandas y respuestas vino a resultar muy gran desconformidad entre los unos y los otros…”

Ahora bien, cuando surge la pregunta: ¿Porqué se le puso a nuestro lugar sonorense el nombre de Cananea? Encontramos la respuesta en el significado ideológico que debió tener Cananea en aquel entonces, derivado de que al igual como sucedía con el Cananea de Brasil, también nuestra Cananea fue una región fronteriza. Fronteriza en lo cultural y lo geográfico-hidrológico.

En lo primero, según un libro publicado por el INAH en 1984, y cuyo autor es el ahora Doctor en Historia, Ismael Valencia Ortega, "la región de Cananea fue históricamente zona de iinfluencia de los grupos Opatas, Pimas y, más tardíamente, Apaches. Así, Cananea se convierte prácticamente en un punto fronterizo entre estos grupos..."

Y en lo geográfico-hidráulico, en Cananea se encuentra el parteaguas entre las cuencas de los ríos Sonora hacia el Sur y el San Pedro hacia el Norte. Es decir, entre la Sonora explorada hacia el Sur y las regiones desconocidas hacia el Norte.

Esas son las dos razones por las que, al igual que el Cananea de Brasil, el de Sonora se encontraba en una región fronteriza, y probablemente por eso mismo Kino ya no vuelvió a incluir a Cananea en sus mapas posteriores, porque él había recorrido la frontera de lo conocido hacia más allá.

Sunday, October 21, 2012

De las acciones filibusteras al inicio del rancho La Arizona y Planchas de Plata

Como lo anticipaba en el artículo anterior de esta serie y sabemos los sonorenses, Gastón Raousset Boulbon atacó Guaymas en 1854 aunque fue rechazado y derrotado el 13 de julio por las fuerzas nacionales que encabezaba el Gral. José María Yañez. Esta batalla no es el tema central de este artículo aunque, como ya se sabe, fue una victoria que llevó a que Raousset fuera fusilado el 12 de agosto siguiente y Guaymas declarada ciudad heroica. Esta fue una prueba de que se había equivocado al creer que los sonorenses lo apoyarían para “liberarse de su gobierno opresor” cuando la realidad fue que no aceptaron ambiciones territoriales disfrazadas.

Para entonces, ya había ocurrido la venta de la Mesilla a través de la cual México le vendió a Estados Unidos la región Sur del actual Arizona, la situada entre la frontera y el actual Phoenix, aunque tampoco esta venta ni ninguno de estos actos satisfizo la sed de aventureros por hacerse de más territorio mexicano.

Por ejemplo, Jean Napoleon Zerman intentó tomar La Paz, Baja California, en noviembre de 1855 y fracasó. A esta expedición le seguiría la dirigida por Henry Alexander Crabb, que entró a Sonora y atacó Caborca en 1857 con el resultado de que también falló y perdió la vida, aunque a la vez esta victoria convirtió también a Caborca en heroica. La meta de Crabb, sin duda, había sido hacerse de las míticas minas de Planchas de Plata como antesala para apoderarse de todo Sonora. Así, la región de Planchas de Plata y de La Arizona fue el imán de ambiciones territoriales manifiestas a mediados del siglo XIX.

Vendría después el imperio de Maximiliano en México, y al ser derrotado éste en 1867, empezó la recuperación económica y social del país bajo cuya égida también ocurrió el renacimiento de La Arizona y Planchas de Plata. Y aquí debo mencionar que lo curioso del caso haya sido que el agente de este renacimiento fue precisamente un extranjero, Guillermo Barnett (bisabuelo del autor de estas notas), quien llegó a Sonora procedente, en algunas versiones se dice que de Inglaterra o de Estados Unidos durante la década de 1860. En otras palabras, después de todas las invasiones filibusteras que ya he mencionado, después de todos estos antecedentes, es muy extraño que el gobierno de México y de Sonora le hayan permitido a un extranjero llevar a cabo el desarrollo de la misma región que había despertado todas esas ambiciones extranjeras apenas unos años antes.

Es curioso, también, que Guillermo Barnett no se haya dedicado a la minería como sería natural dada la fama de Planchas de Plata, que se encuentra situada dentro del antiguo rancho de La Arizona, sino a otras actividades económicas como la ganadería y agricultura. Lo único indudable históricamente es que a él le tocó desarrollar el rancho de La Arizona.

Para finales de la década de 1860, Guillermo Barnett  se había casado con una sonorense, Juana Sánchez  e iniciado la formación de una familia aquí. Según la tradición familiar, él le había salvado la vida a Ramón Corral durante su época de periodista lo que llevó a que, en agradecimiento, éste le hubiera facilitado la posesión de La Arizona.

Cualquiera que haya sido lo que sucedió para permitirle a Barnett ser dueño de La Arizona, para fines de la década de 1860 éste era dueño de casas en Villa de Seris y en Hermosillo, además de un rancho en el Distrito de Altar, o sea el mismo lugar que es motivo de estos artículos.

El rancho de La Arizona, 24 sitios de terreno (alrededor de 42 mil hectáreas), había sido denunciado en 1850 por Juan Bautista Gándara, Rafael Buelna, Manuel Monteverde, Florencio Monteverde y Celedonio Ortiz, todos personajes estatales tanto política como económicamente de aquellas épocas, aunque indudablemente este denuncio nunca evolucionó a una posesión real, debido a los factores que ya he mencionado anteriormente.


Además, es indudable que la superficie que terminó siendo de Barnett fue mayor que la de este denuncio, ya que con el transcurso del tiempo fue adquiriendo diversos ranchos aledaños a La Arizona, como por ejemplo Corral Quemado, Jotaiquí, La Plomosa, el Viacrucis, etcétera.

Guillermo Barnett formaría en La Arizona un rancho que era autosuficiente en casi todo. Producía, además del usual ganado y granos, caña de azúcar a pesar de las heladas invernales, había un molino de harina y enlataba fruta y otros productos que se vendían tanto en Sonora como en el entonces territorio de Arizona. Por ejemplo, de acuerdo con un periódico de Nogales, Arizona, en 1895 se habían producido en el rancho 3,500 latas de duraznos, 1,500 de manzanas y 200 de peras. Además, se preparaba para producir leche enlatada condensada, la que vendería bajo la marca del nombre del rancho.


Y en cuanto a Planchas de Plata, por entonces había renacido como mineral, ya que años antes de que surgiera Nogales, en 1872 Remigio Rivera y Francisco Gastelum descubrieron una nueva veta en el lugar, descubrimiento que ocasionó que se empezara a poblar el mineral al grado que se eligió con un ayuntamiento propio, poblado que, sin embargo, al igual a como había sucedido durante la colonia, tampoco duró mucho.


Sunday, October 14, 2012

Entre Dos Expediciones Filibusteras


En la primavera de 1853 eran expulsados de Sonora los filibusteros franceses que había dirigido Gastón de Raousset-Boulbon para atacar Hermosillo y enviados a San Francisco, según vimos anteriormente. Habían buscado proteger la mina Planchas de Plata, al suroeste de Nogales, población que todavía no existía, para poder explotarla.

México acababa de pasar por una revolución que llevó a la renuncia del Presidente Arista, y en marzo de ese 1853 asumía nuevamente el poder Santa Anna. De inmediato, en vez de adoptar el sistema federal disolvió al Congreso Nacional, abolió las legislaturas estatales reduciendo a los Estados a Departamentos y adoptó el sistema centralista. Durante esos mismos meses, una combinación de hechos marcó para siempre la historia de nuestro país. Todos fueron simultáneos aunque sólo puedo presentarlos uno después de otro.

El más importante fue la negociación del Tratado de la Mesilla (conocido como Gadsden en los Estados Unidos), negociación iniciada también en 1853, y que fue firmado el 30 de diciembre, y cuyas principales cláusulas fueron la abrogación del artículo del Tratado de Guadalupe-Hidalgo que hacía responsables a los Estados Unidos de las tropelías que causaran en México los Apaches que vivían en la nación vecina, y la venta a Estados Unidos del territorio situado al Sur del Río Gila. Y a pesar que se piensa que la iniciativa de vender ese territorio partió de Santa Anna, en realidad éste se negó a vender y únicamente aceptó la opción donde vendería el menor territorio posible después de recibir varias amenazas que de cualquier manera México perdería. (Se puede ver más detalles en el siguiente artículo)

En Sonora, Manuel María Gándara había sido electo gobernador en diciembre de 1852 y nombrado Comandante General poco después. Mientras, se recrudecían los asaltos Apaches y continuaba el interés por los minerales de La Arizona; en diciembre de 1852 el periódico Alta California decía: “Un rico espécimen de plata de la Mina de La Arizona   ha sido mostrada al Editor…. Es casi pura y habla muy a favor de la riqueza de esas minas;” además, el gobernador interino de Sonora dirigió un plan para explotar las minas de La Arizona, aunque su expedición fracasó.

Gastón de Raousset había recibido un salvoconducto para ir de San Francisco a México a entrevistarse con un Santa Anna que se debatía entre la duda de colonizar la frontera con gente que no fuera anglosajona para evitar repetir el error por el que se había perdido Texas, o no hacer nada. Raousset primero le propuso traer seis mil hombres a Sonora dentro de seis años para que la colonizaran, aunque cuando notó que a Santa Anna no le gustaba esa oferta, propuso traer una fuerza de quinientos hombres armados, equipados y organizados militarmente para expulsar a los temibles Apaches dentro de un periodo de dos años. En septiembre el Ministro de Guerra le preguntaba al gobernador Gándara su opinión sobre las propuestas de Raousset, y cuando éste respondió recordando la invasión filibustera de 1852, y que no era necesario conseguir más tropas, ya que con los soldados mexicanos existentes se podía defender el territorio, Santa Anna decidió rechazar la oferta de Raousset y éste regresó con las manos vacías a San Francisco.

William Walker
Pero eso no era todo, además poco antes de la firma del  Tratado de La Mesilla, otro aventurero más, William Walker, había llegado a Guaymas, y el 17 de octubre de 1853, en la fragata “Carolina” perteneciente al cónsul estadounidense en Guaymas, Juan Alfredo Robinson, Walker y 45 hombres se hicieron a la mar; en La Paz, Baja California, detuvieron al gobernador de la península y proclamaron la independencia de Baja California, aunque tampoco tuvieron éxito. El único resultado de esta expedición fue que el gobierno estadounidense le quitó el consulado estadounidense en Guaymas a Juan Alfredo Robinson por haberse involucrado en esa aventura filibustera mientras se negociaba el Tratado de la Mesilla.

Raousset
Pasaron los días y Santa Anna, preocupado por la posibilidad de que se formaran otras expediciones angloamericanas como la de Walker, el 31 de enero de 1854 invitaba a extranjeros que no fuesen angloamericanos a entrar al servicio militar en México por un año y, terminado este periodo, podrían continuar en el ejército o convertirse en colonos. Esta noticia fue bienvenida por Raousset, quien para entonces había regresado a San Francisco y estaba pendiente de alguna novedad. Al recibir esa información, reunió a más de trescientos hombres y se preparó a venir al Estado.

El 25 de junio de 1854 partía de San Francisco, cinco días antes de que entrara en efecto el Tratado de la Mesilla. De esta manera, Raousset desembarcaría en un Sonora ya legalmente partido en dos el 1 de julio, aunque todavía soñaba, según lo mencionara en dos cartas que les envió a sus correligionarios, en hacerse justicia, buscar la libertad de los sonorenses de su gobierno, y conseguir la riqueza de La Arizona para sus hombres.

Sunday, October 7, 2012

Primera expedicion filibustera de Raousset



En el artículo anterior veíamos cómo la compañía Jecker-Torre formó la “Restauradora de La Arizona” para recuperar los antiguos minerales de Planchas de Plata, lugar situado a unos 25 Km. al suroeste del actual Nogales, que había adquirido. Así, el Conde Gastón Raousset-Boulbon firmaba el 7 de abril de 1852 en la Ciudad de México un contrato con Jecker para organizar una fuerza armada que protegiera a la Restauradora y “defender hasta donde pueda los terrenos, minas y placeres de la compañía contra cualquiera que atacase la propiedad o la concesión.” Mientras, otra compañía, la Barrón-Forbes, organizaba a otra, la “Sociedad Esploradora [sic] de Metales de Sonora,” con casi las mismas características que la Restauradora aunque sin incluir colonos extranjeros, y un agente suyo, Adrian Daste, fue enviado a buscar minerales a Sonora en abril y mayo acompañando a una expedición punitiva al mando del General Miguel Blanco, Comandante Militar de la Frontera. Además, la posesión de La Arizona llegó a los tribunales sonorenses, porque Barrón-Forbes reclamaba derechos previos sobre ella.

Así fue cómo, el 1 de junio, al mando de una fuerza de unos 250 colonos-soldados armados, dos cañones y en formación militar, Raousset desembarcaba en Guaymas en un acto violatorio a la ley de Sonora que prohibía manifestaciones castrenses, por lo que de inmediato recibió una reprimenda del Gobierno del Estado. Raousset, que  tenía experiencia política europea al haber sido candidato en Francia a la Asamblea Legislativa, no pudo dejar de percibir que sus exhibiciones marciales no eran bien recibidas por nadie aquí, aunque prefirió continuarlas.




El 28 de junio, y obedeciendo órdenes del gobierno de Sonora, el grupo dirigido por Raousset y el Coronel María Jiménez, representante mexicano de la compañía, partieron rumbo a Hermosillo, a donde llegaron haciendo nuevamente ostentación de sus armas en contravención de las órdenes recibidas. En Hermosillo, Raousset rehusó dar cuenta de $30,000 pesos que Jiménez le había entregado para abastecer la expedición y  le pidió más dinero, petición que Jiménez rechazó al principio aunque al final lo pagó.

Luego, Raousset rehusó obedecer la orden de Blanco de que Jiménez y Raousset permitieran que la fuerza de franceses fueran a Sáric mientras ellos irían a Arizpe a entrevistarse con él. En vez de ello, decidió acompañar al grupo a Sáric mientras que Jiménez fue a Arizpe a la entrevista  con Blanco. Esta y otras acciones de Raousset que sería largo enumerar aquí, llevaron al General Blanco a ir a Ures, capital entonces de Sonora, a preparar una expedición punitiva contra el francés. Además, el 8 y 9 de septiembre, Jiménez mismo apeló en repetidas ocasiones al Conde, haciéndolo responsable de lo que sucediera si no se sometía, y agregó que el Ministro francés en México, André Le Vasseur, le había dicho que los intereses de la Restauradora y la Exploradora habían sido consolidados, por lo que ya no había disputa entre ellas; esperó una semana y al no recibir respuesta, inició su regreso a México.

En septiembre 24, Blanco le escribió nuevamente a Raousset con una oferta final, pidiéndole que únicamente abandonara su organización y equipo militares. Sin embargo, ya para entonces Raousset había iniciado las hostilidades: cerca de Sáric se apoderó de un cargamento de dinero y abastecimientos destinados a Daste, y a fines de septiembre acampó en las afueras de Magdalena en anticipación de las fiestas anuales a San Francisco para hablar con los notables de Sonora que asistían para convencerlos de unírsele. Además, el 5 de octubre escribió al Gobernador Cubillas, diciéndole que éste sería culpable de las consecuencias de cualquier demostración de fuerza de parte del Gobierno de Sonora en su contra. Allí, en Magdalena permanecieron del 1 al 6, estancia que aprovechó el Conde para tener un affaire amoroso con María Antonia, hija del Prefecto de Altar.

El gobierno de Sonora pensaba que los franceses se dirigirían a atacar la capital, Ures, aunque el objetivo de éstos fue Hermosillo, ciudad que tomaron por las armas en una victoria pírrica, ya que no obtuvieron el apoyo que buscaban y muchos enfermaron. Luego decidieron ir a Guaymas para esperar la llegada de más refuerzos por barco, aunque la salud de Raousset agravó y se vió a las puertas de la muerte. En Guaymas ofreció rendirse, y el 4 de noviembre se firmó el acuerdo de paz. Todos los franceses fueron embarcados para San Francisco, pagando el viaje los sonorenses, ya que la compañía Jecker-Torre los había desconocido.

No existe un testimonio escrito de ello, pero un hecho que corrobora que los franceses estuvieron en La Arizona y Planchas de Plata es que a su regreso a San Francisco algunos llevaban pedazos de plata que habían conseguido durante su estancia en Sonora, mismos que servirían para alimentar la leyenda de La Arizona. Así terminó esa primera etapa de la aventura de Raousset en Sonora. En la siguiente continuaré con la segunda.