Sunday, February 26, 2012

hacia el Arizona actual

La minería había sido la principal actividad económica de Arizona hasta entonces, aunque gradualmente su influencia como fuente de empleos decayó a pesar de que hoy produce poco más de la mitad de todo el cobre que se extrae en los Estados Unidos. Ello, debido a los procesos de automatización productiva que reducen el empleo e incrementan la producción cuprífera.

Así, al pasar el tiempo, la economía arizonense se fue diversificando y una de las primeras actividades hacia donde lo hizo fue hacia la manufactura. En 1939 había 313 fábricas en el Estado que utilizaban a 7,996 obreros, aunque estas cifras aumentaron enormemente en años venideros. La consecuencia fue una creciente urbanización de ciudades como Phoenix o Tucsón, promovidas por la abundancia de sol; las desventajas, el calor veraniego y la falta de agua.

Para resolver el primer problema, Motorola fue pionera en la instalación de aires acondicionados a los que para 1960 había agregado una división de Sistemas Sólidos y otra de Semiconductores en Phoenix, convirtiendo a Motorola, con sus 5,000 empleados, en la principal empleadora de la capital arizonense, mientras que en Tucsón se abrió una enorme fábrica de misiles de la compañía Hughes en 1951. Así, el empleo estatal entre 1950 y 1960 creció, en manufactura de 17,000 a 49,300; en minería de 11,300 a 15,200; y en agricultura de 35,100 a 36,200. Es decir, la manufactura se llevó, con mucho, la delantera.

Obviamente, este crecimiento de empleo trajo consigo el incremento en población del Estado a través de una cada vez mayor inmigración y crecimiento urbano. En 1940 había medio millón de habitantes en Arizona y para 2010 había poco más de seis millones, mientras que Tucsón pasó durante el mismo periodo de 37,000 a medio millón, y Phoenix de 65,000 a millón y medio.

Esta sociedad aspiraba a vivir en una casa familiar con aire acondicionado y un mínimo de dos autos, con céspedes de prado y albercas de ser posible, además de camellones urbanos provistos de vegetación tropical húmeda, todo promovido por créditos baratísimos. Acompañando a esta urbanización surgieron los centros comerciales. Así, en Phoenix nacieron Town and Country en 1956, Park Central el 57, Tower Plaza el 58 y Curtis Town el 51; mientras que en Tucsón fueron construidos el Park Mall el 57, El Con el 60 y Tucsón Mall el 80.

Además, poco después los habitantes de las crecientes ciudades arizonenses empezaron a intentar regresar a una vida semirural, produciendo el éxodo hacia las montañas arizonenses facilitado por la pavimentación de la carretera 58. De la noche a la mañana antiguos poblados madereros como Payson o la región de White Mountains se convirtieron en activos centros comerciales que abastecían a una creciente población que buscaba escapar del calor urbano y regresar a un ambiente semirural. 

De cualquier manera, los mexicanos fueron excluidos de este crecimiento; si bien durante la Segunda Guerra Mundial y la posterior Guerra de Corea, habían abastecido de una preciada mano de obra, para 1954 el Border Patrol lanzó la Operación Espalda Mojada (Wetback), que expulsó a miles de mexicanos y hasta por error a estadounidenses, y en 1964 terminaba el programa bracero. Estos fueron augurios de intentos para controlar el crecimiento de la población hispana arizonense.

El otro problema, fundamental para el desarrollo futuro arizonense, era resolver el acceso al agua en una región tan desértica como esa, ya que alcanza un promedio de precipitación anual de unos 30 cm en promedio en Tucson aunque con una mayor evaporación solar, mientras que en Phoenix, que supera a Tucsón en su evaporación, la precipitación es apenas unos 17 cm. Así se ideó el Proyecto Central de Arizona, destinado a llevar agua del río Colorado a esas ciudades arizonenses.

Sin embargo, debido a la enorme variación del flujo de este río, surgió una disputa sobre cuánta agua le tocaría a cada uno de los Estados de la cuenca baja del Colorado: Arizona California, Nevada, cuánta a los Estados de la parte Norte de la cuenca, cuánta a las naciones indígenas y cuánta a México, y a pesar de una larga serie de decisiones de la Suprema Corte de Justicia estadounidense no se ha logrado resolver el problema. Todo ésto es un indicativo de que el recurso agua es decisivo para el crecimiento futuro de esta región.

Actualmente, después de los problemas económicos estadounidenses, asociados a su vez con la crisis financiera mundial, y de que no se ha logrado resolver el problema del agua, los arizonenses buscan gradualmente nuevos modelos de vida, aunque inmersos en pugnas intestinas.

Por ejemplo, en 1980 se decretó la Ley de Administración de Aguas Subterráneas de Arizona, aunque en un reporte más reciente se decía: “hay agua suficiente para cubrir varios siglos de la región de Phoenix y 700 de Tucsón,” lo cual, a todas luces, no es cierto. De esta manera, el acceso al recurso agua va a dictar el crecimiento futuro del Estado de Arizona, ese Estado que recibió su nombre del lugar aledaño a Nogales, lugar que alcanzara fama mundial durante la colonia.

Sunday, February 19, 2012

Arizona durante la primera mitad del Siglo XX

Este próximo día 24 de febrero celebraremos en México a nuestro símbolo nacional, la bandera mexicana, festividad que se realiza en el aniversario de la firma del Plan de Iguala por Agustín de Iturbide, y que constituye uno de nuestros máximos iconos de identidad, aunque el tema de este artículo es la continuación de la serie que escribo en conmemoración del centenario del establecimiento de Arizona como Estado de la Unión Americana.

En 1889 su legislatura había decretado que Phoenix fuera la capital del Territorio de Arizona en substitución de Tucsón. Sin embargo, la década siguiente la naturaleza se portó inclemente como un augurio de que el agua sería un factor determinante para el crecimiento futuro de toda esta región.  Los inviernos llegaron con inundaciones que amenazaban la nueva capital territorial, mientras que los veranos fueron de sequías que ocasionaron innumerables demandas de los rancheros que se disputaban el escaso líquido en existencia. El resultado fue una caída en la producción agrícola de aproximadamente la tercera parte desde los más o menos 200,000 acres que había en producción al inicio del periodo.

El 14 de febrero de 1914
Bajo estas condiciones inició su vida el Estado de Arizona. A las diez de la mañana del día 14 de febrero de 1912 se recibía en Phoenix un telegrama que anunciaba que el Presidente estadounidense, William Howard Taft, había firmado el decreto que convertía a Arizona en el Estado número 48. Al recibirlo, el previamente electo Gobernador, George W. P. Hunt, quien había llegado de su nativo Missouri en 1881, se dirigió a la ceremonia oficial. En total, le tocaría ser reelecto el mayor número de veces hasta el día de hoy en la historia de Arizona, siete.

Vendría después la Primera Guerra Mundial y el surgimiento del cultivo del algodón en Arizona, auspiciado por la demanda de este producto para el esfuerzo bélico. En 1916, únicamente se habían plantado 7,600 acres con algodón, mientras que en 1919 la superficie subió a 82,000, y su precio subió en el mismo periodo de $223 a $406 por paca. Sin embargo, al concluir la guerra, en 1920 la libra de algodón, que costaba 65 centavos para producir, apenas alcanzaba un precio de 28 centavos. El resultado fue la bancarrota generalizada, aunque el mayor impacto lo sufrieron los pizcadores, la mayoría mexicanos.

En 1917, el Congreso estadounidense había proclamado la Ley de Inmigración que establecía un impuesto de 8 dlls. por cada inmigrante y la prueba de no ser analfabeta. La demanda de trabajadores por el algodón, sin embargo, hizo que los arizonenses buscaran, sin éxito, derogarla, aunque lograron que entre 1917 y 1922 entraran legalmente a Arizona más de 72,000 mexicanos a trabajar en los campos arizonenses. Vivían en condiciones paupérrimas y les pagaban de 1.5 a 2 centavos por libra pizcada, con lo que una familia entera apenas alcanzaba a ganar un máximo de $18 a la semana, aunque dado que la mitad era destinada a pagar sus adeudos, no les quedaba nada.

Sin embargo, durante el invierno de 1920-1921, al derrumbarse la producción algodonera, 10 mil trabajadores mexicanos quedaron sin empleo en Arizona ni recursos para regresar a México, y los afortunados fueron acarreados a Nogales en camiones de carga. La superficie dedicada al cultivo de algodón cayó de 200,000 acres a 9,000 entre 1920 y 1924.

Para 1924 surgía otra corriente de xenofobia que llevó a la aprobación de la Ley de Cuotas de 1924, que estableció otro impuesto adicional de 10 dlls, además de los 8 que ya pagaban los inmigrantes, y un año después era creada la Patrulla Fronteriza. Así quedaba probado que el acceso a la mano de obra mexicana barata no era impedimento para el desarrollo económico futuro de Arizona.

El obstáculo real era, y es, el acceso al agua, por lo que la atención estadounidense se dirigió a aprovechar la del Río Colorado, que cruza varios Estados, además de desembocar al Golfo de California, ya en México. Siguieron años de luchas por la cuota de agua que le tocaría a cada Estado, y no fue sino hasta fines de 1938 cuando el Presidente Coolidge firmó la ley que autorizaba la construcción de la Presa Hoover, aunque el problema de a qué Estado le tocaría el agua del Colorado no fue resuelto por varios años.

Sin embargo, la construcción de esta presa sobre el Colorado, en la frontera entre Arizona y Nevada, no fue la panacea que se esperaba, y después de la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, en 1946 el Senador Carl Hayden, de Arizona, empezó a promover un proyecto para llevar agua del río Colorado al centro de Arizona, el que recibió el nombre de Asociación del Proyecto Central de Arizona. Además, también se empezó a desarrollar el turismo arizonense como fuente importante de ingresos.


Sunday, February 12, 2012

Arizona durante la segunda mitad del siglo XIX

Después de la adquisición de Arizona por Estados Unidos a mediados del siglo XIX con los Tratados de Guadalupe-Hidalgo y de La Mesilla, la nación vecina se dio a la tarea de desarrollar esa región, y para lograrlo, primero fue necesario realizar expediciones exploratorias a lo largo de dos corredores: el Paralelo 35° y el 32.° Era una Arizona esencialmente despoblada, donde los únicos poblados, aunque pequeños, eran Tucsón y Tubac.


Poco después se iniciaba una contienda entre distintas compañías ferroviarias para atravesar la región, siguiendo esas mismas rutas. A lo largo del paralelo 35,° la Atlantic & Pacific, que partía de San Francisco en California, entraba a Arizona por la esquina actual entre Arizona, California y Nevada para después atravesarla por el Norte y dirigirse a Santa Fe, Nuevo México; mientras que siguiendo el paralelo 32° competían la Southern Pacific y la Atchison, Topeka & Santa Fe. Esta línea entraba a Arizona por Yuma, seguía en general el curso del río Gila para después, cerca del actual Phoenix, que había sido fundado en 1865, pasaba al río Santa Cruz hasta Tucsón, y posteriormente hacia el Este hasta El Paso.

El otro problema, de los indígenas, fue resuelto de una manera diferente que en México. En Arizona se fueron estableciendo diversas reservaciones  indígenas;  la primera fue la Comunidad Indígena del  Río Gila, establecida en 1859, hasta completar las 21 que existen hoy. Este programa fue acompañado por la Ley General de Asignación (General Allotment Act) de 1887, que estableció la división de las reservaciones en lotes individuales para transferirlos a familias que los trabajaran, mientras que el resto de las tierras era transferido a no indígenas.  Además, se formaron escuelas en las que los niños eran arrancados de sus familias y sometidos a una rígida disciplina militar en la que se les prohibía hablar su idioma nativo, se les cortaba el cabello y eran vestidos a la usanza europea. La meta era que olvidaran su cultura y se incorporaran al nuevo estilo de vida.

Con la llegada de los ferrocarriles surgió también en gran escala la minería auspiciada por capitales del Este de la Unión Americana. Esta se había desarrollado originalmente con la extracción de oro, para ser seguida por la de la plata a partir de la década de 1870, cuyo principal pueblo minero fue Tombstone, fundado en 1881 y que alcanzó una población de unos 4,000 habitantes, convirtiéndose brevemente en la principal población de Arizona. Después, con el advenimiento de la electricidad de corriente alterna, se incrementó la demanda del cobre y surgieron las minas de ese metal a partir de la década de 1890, aunque ya para entonces habían sido fundados algunos pueblos mineros cupríferos como Clifton, Morenci o Bisbee.

Y mientras se desarrollaba la minería esencialmente en la parte Sur de Arizona, en el Norte del Territorio se iniciaba la explotación maderera, facilitada por el ferrocarril, y así surgieron poblaciones como Fagstaff, Williams, Payson o Snowflake. En 1878 el Congreso estadounidense aprobó la Ley de Corte Maderero (Timber Cutting Act), que les daba a los colonos el derecho de “cortar y remover madera del dominio público para propósitos de minería y domésticos,” y ese mismo año la Ley de Madera y Piedra (Timber and Stone Act) permitió la venta de terrenos con bosques a $2.50 el acre en parcelas de 160 acres; y aunque la intención de esta ley era promover la colonización, lo que sucedió en realidad fue que las grandes compañías madereras adquirieron cientos de miles de acres a través de prestanombres y se presentó la sobreexplotación de los bosques.

De cualquier manera, al inicio del siglo XX, de los cerca de 123,000 arizonenses que había, todavía el 84% vivía  en regiones rurales, mientras que la principal ciudad y capital territorial hasta 1877 era Tucsón, que alcanzaba apenas los 7,531 habitantes; Phoenix, que seguiría a Tucsón como capital, tenía entonces 5,540; mientras que las poblaciones fronterizas hermanas de Ambos Nogales, que habían surgido en 1884, contaban al empezar el siglo XX con unos 1,500 habitantes del lado sonorense y 1,200 en Arizona.

Por otro lado, el lugar que le había heredado su nombre a Arizona, que para entonces era un rancho situado 25 Kilómetros al suroeste de Nogales, y que había adquirido por la década de 1860 Guillermo Barnett, bisabuelo del autor de estas líneas, producía, según descripción de un periódico de la época “3,500 latas de duraznos, 1,500 de manzanas y 200 de peras. Además, se  prepara para  producir leche condensada y pronto la pondrá en venta como "Rancho La Arizona."

En Sonora, el despegue económico arizonense había cruzado la frontera y, asociado con el desarrollo porfirista, llevó al nacimiento de pueblos mineros como Cananea o Nacozari, o la construcción del Ferrocarril de Sonora, resultado de la contienda entre las compañías que construían a lo largo del paralelo 32°.

Sunday, February 5, 2012

Arizona hasta el Tratado de la Mesilla


Las reformas borbónicas en Arizona, que todavía pertenecía a finales del siglo XVIII a Sonora, resultaron en una pinza de castigos y premios para los apaches, de ataques contra los rebeldes e incentivos para que se asentaran en los presidios (fuertes militares) donde les daba comida y lo necesario para su subsistencia. Así se acogieron éstos en Bacoachi, Arizpe, Fronteras, Santa Cruz y, en la década de 1790, en Tucsón. Además, se ordenó repartir cuatro sitios de terreno en cada presidio a los colonos para promover la economía individual. El resultado fue que en 1804 había 37 colonos no indígenas y más de 200 indígenas viviendo en Tucsón, y en el cercano Tubac, fundado como presidio en 1752, ocurría algo parecido.

Simultáneamente, la estructura misional, ahora a cargo de los Franciscanos, realizaba un ambicioso programa de edificación de nuevos templos en todo Sonora para reemplazar a los construidos por los jesuitas. El más notable fue erigido en San Xavier del Bac (haz click aquí para verlo) y dedicado en 1797, mientras que el de Tumacácori (haz click aquí para verlo), que nunca fue concluido, fue iniciado en 1800.

Al sobrevenir la guerra de independencia, Sonora participó con sus soldados en las batallas de la Costa del Pacífico. La paz indígena llevó a que también muchos de los colonos y militares criollos adquirieran mercedes de terrenos que dedicaron a la ganadería.

El espacio no permite una lista exhaustiva de esos ranchos ni hablar de su historia, aunque no puedo dejar de mencionar que el primero documentado, o sea sobre el que existan actualmente los títulos originales, en el actual Arizona se había otorgado en 1789 a Toribio Otero, en Tubac, y para la década de 1830, aledaños a la frontera actual, a lo largo del río Santa Cruz estaban los hermanos Ortiz en Arivaca y Canoa; más al Sur los Juvera en Buenavista (actual Mascareñas) extendiéndose a ambos lados de la frontera actual; los Romero desarrollaban San Rafael de la Zanja al Norte de Santa Cruz, en el nacimiento del río. Por otro lado, al Norte del actual Patagonia la familia de León Herreras vivía en San José de Sonoita y, más al Este, en el río San Pedro se diseminaban los de la numerosa familia Elías, entre otros San Ignacio del Babocómari, San Juan de las Boquillas, Nogales (sobre el río San Pedro), San Pedro y San Rafael del Valle, así como Agua Prieta. Y en el extremo sureste de Arizona, la familia Pérez hacía lo propio con San Bernardino. Entre todos estos ranchos se encontraba Los Nogales de Elías, en donde actualmente se extiende la principal ciudad fronteriza de Sonora y Arizona y que abarcaba desde el Puerto de Encinas en Sonora hasta cerca de Mariposa Road en Nogales, Arizona, actual.

Todo este desarrollo se derrumbó a partir de 1831 al terminarse los incentivos para mantener a los apaches en los presidios y éstos reanudaron sus ataques. Administrativamente, Arizona había sido incorporado en 1824 al Estado Interno de Occidente, que comprendía desde Sinaloa hasta Arizona, el que fue subdividido en 1830 en Sinaloa y Sonora, con Arizona bajo la jurisdicción de Sonora.

La guerra de Estados Unidos de 1846-1848 contra México, impulsada por su expansionismo y la meta de construir una vía férrea que atravesara a la nación vecina que no bloquearan las nieves de invierno, concluyó con el Tratado de Guadalupe-Hidalgo por el que Estados Unidos adquirió, entre otros, el Norte de Arizona hasta el cauce del río Gila, donde actualmente se encuentra Phoenix, región que puso bajo la administración de Nuevo México. Sin embargo, este tratado no fue suficiente para esas ambiciones, y en 1854 el Tratado de la Mesilla recorría la frontera hasta la actual mediante el pago de 10 millones. Originalmente, se planeaba establecerla más hacia el Sur, aunque debido a la oposición de los negociadores mexicanos se adoptó la que conocemos y que permite la comunicación por tierra con California. (Si deseas conocer más sobre este tema, encontrará esa información haciendo click aquí). 

De esta manera, el ingeniero estadounidense, William Emory, delimitó la nueva frontera y en mayo de 1855 la estableció en Los Nogales, mientras que los soldados mexicanos dejaron Tucsón el 10 de marzo siguiente, y para noviembre llegaba allí un destacamento estadounidense.

Los únicos poblados del terreno recién adquirido eran entonces Tubac, con unos 300 habitantes, y Tucsón, que ya llegaba a 650; Arizona a su vez alcanzaba unos 5,300, de los que 2,400 eran blancos, la mayoría mexicanos,  4,000 indígenas y unos 20 afroamericanos. Es decir, mientras que la población de Sonora para entonces ya se dividía por la mitad entre indígenas y blancos, en Arizona aún preponderaban los indígenas.

Y en relación con el gobierno del territorio recién adquirido, la lejanía del centro de gobierno, en Nuevo México, llevó a que el 29 de agosto de 1856 se reunieran en Tucsón anglos y mexicanos y le enviaran un memorial al Congreso estadounidense pidiendo que Arizona, como le llamaron a esa región en honor a la fama del lugar del que hablamos anteriormente y aledaño al actual Nogales, fuera organizado como  Territorio, separado de Nuevo México.