Sunday, January 29, 2012

La Epoca de la Colonia en Arizona

En 1521 caía Tenochtitlán bajo las armas Españolas, diez años después los conquistadores inauguraban una estación en el actual Sinaloa y la siguiente década la región del actual Arizona fue atravesada por primera vez por no indígenas. Probablemente el primero de éstos haya sido un esclavo, Estebanico, africano o árabe quien, acompañando primero a Cabeza de Vaca y después a Fray Marcos de Niza, atravesó dos veces al actual Estado de Arizona a finales de la década de 1530. Luego, Fray Marcos regresaría contando haber divisado, desde lejos, ciudades llenas de riquezas.

Como respuesta, en 1540 se organizaba una gran expedición privada al mando de Francisco Vázquez de Coronado. Con 225 caballeros, 60 de infantería, aproximadamente un millar de indígenas, media docena de cañones y miles de animales para alimento de la expedición, los exploradores atravesaron Sonora, posiblemente siguiendo el Río de Sonora, luego la región Este de Arizona, en seguida Nuevo México, y llegaron hasta el actual Kansas sin encontrar las fabulosas riquezas que supuestamente hallarían.

La desilusión que ocasionó el no haber encontrado las riquezas esperadas, secó el financiamiento a posteriores exploraciones privadas en busca de tesoros y, en su lugar, el gobierno Español llegó a un acuerdo con la Iglesia para cambiar el método de colonización. Ya no serían el conquistador y sus armas sino el misionero y la cruz el encargado de penetrar a las regiones desconocidas del Norte. Así, escogiendo la región central de la Nueva España y hacia el Norte, los Franciscanos entraron por Chihuahua a los actuales Nuevo México y Este de Arizona, y a ellos les tocó contribuir con los mártires iniciales de la región: el primero fue Francisco de Porras, y después, durante la gran rebelión de los indios Pueblo en 1680, sobrevino el martirio de once de un total de 33 misioneros franciscanos, entre ellos, en Arizona, José de Figueroa, José de Trujillo y José de Espeleta, además de unos 400 colonos.

En respuesta se cambió más al oeste el impulso de penetración europeo hacia el Norte, y en 1687 llegó el misionero Jesuita, Eusebio Francisco Kino a la Pimería Alta, en la frontera de los actuales Estados de Sonora y Arizona. En Arizona fundó sus primeras misiones en 1691, Guevavi, Tumacácori, y un año después San Xavier del Bac. Su meta era convertir la Pimería Alta en puente entre Asia y Europa, aunque su herencia tangible fue que México no aceptó la frontera propuesta siglo y medio más tarde por los Estados Unidos durante las negociaciones del Tratado de la Mesilla, frontera que habría dejado incomunicada a Baja California por tierra con Sonora; en cambio se permitió una lengua de tierra como puente entre la península califórnica y el resto de México, que es la frontera que conocemos actualmente, pero eso lo veremos después…



Tras morir Kino, el entonces ignoto nombre de Arizona logró renombre mundial en un evento que adorna las páginas del mundo de la leyenda. En 1736, en un lugar situado 25 Km al suroeste del actual Nogales y aledaño al puesto ya conocido como La Arizona, un indio Yaqui descubrió enormes losas de plata pura a flor de tierra; entre ellas, un pedazo de más de una tonelada que a hachazos fue cortado para arrastrarlo con bueyes. El lugar, bautizado como Planchas de Plata de la Arizona, se vio invadido por miles de gambusinos, el gobierno ordenó realizar una investigación y el embargo de la plata encontrada. Esto se debía a que si se trataba de un tesoro escondido le pertenecía por completo al Rey, y si era yacimiento natural, debía pagar la quinta parte de impuestos.

Así pasaron los años, y el agotamiento del mineral superficial y el acoso constante de los Apaches imposibilitaron la explotación de esas legendarias riquezas, aunque su fama se fue extendiendo a toda la región ubicada al Norte de las misiones establecidas por Kino, hasta heredarle su nombre a toda, Arizona.

Seguirían distintos intentos para abrir una ruta por tierra con California, por un lado el misional que resultó en el martirio en Yuma de Fr. Francisco Garcés, y el laico con las dos expediciones del Cap. Juan Bautista de Anza (hijo) que abrieron una ruta por tierra entre Sonora y California.

Además, la reorganización administrativa borbónica del Gobierno Español inauguró la Comandancia de las Provincias Internas de Occidente, con base en Arizpe, Sonora, y jurisdicción sobre California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Nuevo México (Arizona incluido), Coahuila, Texas, etc. y se establecieron varios Presidios (o fuertes militares) de protección contra los apaches; así el de Tubac en 1751, que fue cambiado a Tucsón en 1775.

Sin embargo, estas reformas fueron tardías; sobrevino una época de ataques apaches generalizados, asociados con el decaimiento de la hegemonía española, tanto mundial como local, que desembocaron poco después, al iniciar el siglo XIX, en la guerra de Independencia.

Este es un bosquejo de la Colonia en Arizona necesariamente austero por restricción de espacio, pero a fin de cuentas nos da una imagen general de cómo se desarrolló esta época en esa región que, hasta mediados del siglo XIX, formaba parte de México.



Monday, January 23, 2012

La Prehistoria en Arizona


Con éste, le doy inicio a una pequeña serie de artículos de reseña histórica en conmemoración del centenario de la fundación del vecino Estado de Arizona, lo que ocurrió el 14 de febrero de 1914. En esta ocasión recorreremos en un bosquejo extremadamente somero, el espacio no me permite extenderme más, los orígenes de la presencia humana en Arizona, mientras que en las siguientes veremos cómo la historia de esa región se encuentra íntimamente relacionada con la de Sonora. Pero no nos adelantemos…

Punta Clovis
Los primeros seres humanos en Arizona fueron cazadores de grandes mamíferos que dejaron restos de su presencia alrededor de 10,000 años antes de Cristo, principalmente en las márgenes del río San Pedro, al norte de Cananea, en sitios arqueológicos donde quedaron yacimientos de huesos de mamut entremezclados con unas puntas de proyectil de tamaño grande y muy bien logradas, que conocemos como puntas Clovis.

Estos yacimientos nos permiten reconstruir cómo subsistían los indígenas siguiendo a las cada vez más pequeñas manadas de mamuts, para cazarlas en las lagunas que había entonces en las márgenes de ríos como el San Pedro. Y cuando los mamuts se fueron extinguiendo en forma gradual, posiblemente por el cambio climático, la subsistencia basada en la cacería fue siendo reemplazada por la recolección de semillas silvestres y la cacería de animales más pequeños, hasta llegar a una tradición cultural que conocemos como Arcaica del Desierto. Así fue cómo acompañando al nuevo método de subsistir aparecieron los metates planos para moler las semillas silvestres.

Y habiendo transcurrido gran parte del periodo Arcaico, llegó la siembra del maíz al actual Arizona. El maíz había sido domesticado siglos antes en el centro del actual México y es posible que haya sido introducido a Arizona por medio del comercio en fechas hoy desconocidas pero que marcaron un verdadero hito en nuestro devenir, aunque no hayan constituido un rompimiento radical visible con el pasado, ya que los nativos continuaron viviendo igual  a cómo lo habían hecho durante siglos.

Posteriormente, alrededor del año 300 antes de la era Cristiana, y procedente del actual centro de México, otro grupo humano llegó a la región. Nosotros les llamamos Hohokam siguiendo la costumbre de los Pápagos, que así les llaman. Traían consigo las tecnologías de la agricultura y la cerámica y se establecieron en la región desértica, aprovechando los cauces de los ríos Salado, Gila y Santa Cruz; es decir, vivían aproximadamente desde la actual frontera hasta los alrededores de las actuales ciudades de Tucsón y Phoenix, que obviamente entonces no existían.

Construyeron una enorme red de canales de riego con una extensión de varios cientos de kilómetros; canales que llegaron a medir hasta veintitantos metros de ancho por 6 de profundidad y utilizaban para regar sus cultivos de maíz algodón, frijoles y calabazas. Así surgió una forma dual de subsistencia: agricultura mezclada con la recolección y cacería, sedentarismo y trashumancia. Los cultivos se hacían por marzo, y conforme avanzaba el calor veraniego se dedicaban a la recolección de vainas de mezquite y los frutos del saguaro, la cholla, etc.

Restos de esta cultura pueden aún ser vistos a lo largo del Río Santa Cruz, del lado Sonorense y para quien los sepa reconocer, aún hasta cerca del actual San Lázaro. También adquirían concha marina del Golfo de California con la que hacían joyería, grabándola con ácido para hacer dibujos sobre su superficie; además, del centro del actual México importaron el juego de pelota y los cascabeles de cobre.

Más hacia el norte, en la esquina noreste de Arizona se desarrolló otra cultura que conocemos como Indios Pueblo. Se caracterizó por la construcción de enormes edificios de adobe, algunos de los cuales alcanzaban hasta 7 pisos de altura, así como por casas de adobe o de piedra en las cuevas. Chaco Canyon, en Colorado, es su mejor exponente.

Y todavía otra tradición cultural más, ubicada en el extremo Este de Arizona y Oeste de Nuevo México, y extendiéndose a las porciones correspondientes de Sonora y Chihuahua, fue la cultura Mogollón. En particular, destacó su comercio con las plumas de aves como guacamayas, así como joyería elaborada con conchas que comerciaban con la costa del Golfo de California. Su exponente más notable es Paquimé, en Chihuahua.

No se conocen exactamente las causas que llevaron a la desaparición de estas culturas que habían florecido en los actuales Arizona, Sonora, Nuevo México y Chihuahua, pero a partir del siglo XIV todas se fueron derrumbando y la gente regresó a una subsistencia menos organizada y más dependiente de la recolección y la cacería, que fue lo que los europeos encontraron en la región a su llegada. En particular, se cree que los Hohokam fueron los ancestros de los Pápago o Ojódam, como ellos se autodenominan.

Thursday, January 19, 2012

El Bacanora

Uno de los misioneros Jesuitas, Ignaz Pfefferkorn, quien entre 1756 y 1767 residiera en Atil, San Ignacio, Guevavi, Moctezuma y Cucurpe, nos habla de un licor que muy probablemente era destilado por españoles en el actual Sonorad: “el mezcal que comúnmente crece en la sierra… de la raíz se destila una sabrosa bebida espirituosa; es superior al mejor de los llamados Rossoli y además de reforzar el estómago estimula el apetito y es muy buena para la digestión,”  cualidades que actualmente todavía se le reconocen a nuestro Bacanora.

En México existen actualmente varios tipos de destilados. De éstos, los aguardientes constituyen la clasificación más general, fabricados de frutas o caña; entre ellos está el Charanda, destilado en Michoacán de caña de azúcar. Además están los mezcales, que son destilados de distintas especies de maguey.

El procedimiento para producirlos es sencillo y similar para todos. Describámoslo utilizando el Vocabulario Sonorense de Sobarzo: Primero se corta la cabeza de la chicata, que es la parte baja en que se une a la raíz el maguey; luego se corta el cúburi, parte de donde nace el quiote o vaina donde nacerá la flor; después se jima o deshoja para luego tatemarla en la maya u horno subterráneo. Tatemado el maguey se machaca, y el saite se pone a fermentar en el barranco y finalmente se destila, para producir el chuqui, que es el resultado primario de la destilación, el cual será después rebajado, mezclándolo con sucesivas destilaciones y con agua.

Y de la misma manera, aunque usando otro vocabulario, en Jalisco se produce el Tequila del maguey azul (agave tequilana); el también conocido como Mezcal en Oaxaca; la Raicilla en el suroeste de Jalisco del Agave inaequidens o Agave maximiliana. El sotol en Chihuahua y regiones aledañas del sotol (Dasylirion wheeleri) aunque propiamente no sea éste un mezcal, ya que el sotol no es agave; y el Bacanora, producido en 35 municipios serranos de Sonora del agave angustifolia, o también de la lechuguilla (agave vivipara), con el que se produce un bacanora considerado de menor calidad. Que todos estos destilados se produzcan del maguey, a lo largo de toda la geografía mexicana, no se puede deber al azar, sino debe de tener raíces culturales muy antiguas.

La destilería Huichol descrita por Lumholtz
Ahora bien, un explorador que visitó a los Huicholes en los 1890s en el Estado de Nayarit, Carl Lumholtz, registró que éstos producían un mezcal con un método que el explorador dedujo que tenía antecedentes prehispanos. Después de moler y fermentar las cabezas de maguey, las hervían en vasijas de barro que tapaban herméticamente con lodo y periódicamente destapaban para colectar el destilado de una pequeña ollita que habían colocado en la parte superior del interior de la vasija, de tal manera que escurrieran hasta ella los vapores producidos, y así se producía un mezcal bastante suave, ya que la ollita también recogía los vapores de agua que se mezclaban con el destilado.

Cerámica Capacha
Reforzando la hipótesis de que en México el origen del destilado de maguey sea muy antiguo, en una investigación arqueológica reciente se encontró que algunas de las vasijas de la cultura Capacha, que forman varios cuerpos y pertenecen al periodo formativo en Colima, o sea 1,500 a 1,000 antes de Cristo, pudieron muy bien haber sido utilizadas en la manufactura de mezcal.


Ahora bien, basándonos en la información histórica, el mismo Lumholtz nos dice "La palabra " teaka" designa al agujero en el suelo en el que lo mismo la carne de venado como las cabezas de mezcal son cocinadas entre piedras calientes, cubiertas de un montículo de tierra. Este nombre, por lo tanto, significa el lugar en donde está el te-aka por excelencia, y le ofrece a uno una perspectiva de la concepción primitiva del dios principal de los Huicholes como el que cocina el alimento más preciado para la tribu" Es decir, el consumo indígena del mezcal debió formar parte de una concepción ideológica indígena, en el que formaba una dualidad con el consumo de la carne de venado. Este otro tema lo vimos en el artículo anterior de esta serie.

El desaparecido edificio de la Cervecería de Sonora en Hermosillo
Pero regresando al Sonora actual, en nuestro Estado el destilado de maguey generaba por 1870 el 13% de los ingresos del Estado. Sin embargo, debido a que no había control sobre su manufactura, y que por sí mismo la bebida lleva un altísimo contenido alcohólico que puede alcanzar hasta el 50%, el gobierno del Estado buscó reemplazarla por la cerveza, y así fue cómo se le otorgaron las facilidades necesarias y se estableció en Hermosillo a caballo de siglo XX la Cervecería de Sonora para hacerle competencia al bacanora.

Vino después la revolución, y al subir al poder los constitucionalistas, el Decreto No. 1 de Plutarco Elías Calles prohibió la producción y consumo de bebidas alcohólicas, entre ellas del mezcal o bacanora. Así duró la situación hasta 1992, cuando el Congreso del Estado emitió una ley que permitía, regulando, la producción de bebidas alcohólicas. Y aún después, en 2000 el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial emitió la Denominación de Origen del Bacanora, que llevó al lanzamiento en 2005 de la Norma Oficial Mexicana para su elaboración, mientras que en 2008 el Gobierno de Sonora promulgó la Ley de Fomento para la Producción, Industrialización y Comercialización del Bacanora. Actualmente se producen unos 350 mil litros al año, con una derrama económica de poco más de 50 millones de pesos.

Finalmente, en este momento existe una polémica sobre si se declara o no la palabra “agave” como marca registrada. Mientras que las compañías tequileras sostienen que únicamente el tequila, el mezcal y el bacanora puedan usar ese vocablo, quienes se oponen, cientos de productores de mezcales y otras bebidas destiladas de 34 especies de agave en 19 estados de México, sostienen que de aprobarse esta disposición ellos no podrían certificar que su producto es de agave, rompiendo, así, con su tradición secular y cultural.


Sunday, January 8, 2012

La cacería del venado


En esta temporada de fines de año y principios del nuevo, es decir que además de navidad y año nuevo, es de cacería invernal, la del venado, éste es un ritual en el que convivimos sin darnos cuenta de las raíces ideológicas en las que participamos de nuestra región. Por las carreteras vemos a cazadores que van a diversos ranchos en busca de venados, todos confiados en lograr la mejor pieza, todos con la esperanza de comer carne de venado al llegar el nuevo año; esa es la imagen superficial. Lo que no sabemos es que esta cacería es una costumbre antiquísima, con raíces en la ideología y la religión nativos, en la que han participado desde tiempos inmemoriales no únicamente los habitantes de Sonora sino de todo México.

La mención más antigua del venado en el actual Sonora se remonta a la década de 1530, cuando Alvar Núñez Cabeza de Vaca en su épica odisea nos habla de un lugar, hoy ignoto, que posiblemente estuvo ubicado entre Ures y Banámichi en las márgenes del río de Sonora.  Asi, nos dice: “En el Pueblo donde nos dieron las Esmeraldas, dieron a Dorantes mas de seiscientos corazones de Venado abiertos, de que ellos tienen siempre mucha abundancia para su mantenimiento, y por esto le pusimos nombre, el Pueblo de los Corazones, y por el es la entrada para muchas Provincias, que están a la Mar del Sur.” Es probable que esa cantidad mencionada de carne de venado nos parezca exagerada, aunque si acudimos a la investigación de un antropólogo noruego, Karl Lumholtz, quien en la década de 1890 nos habla de otra costumbre de cazar venados, en esta misma temporada invernal, aunque no entre los indígenas de Sonora sino entre los Huicholes de Nayarit, de donde deducimos que no era exagerada en realidad:

“Siempre que se trae un venado, la carne es cocinada y cortada en cubos pequeños, que luego son ensartados en cuerdas y colgadas a secar y endurecerse, en cuya condición es conservada hasta que llega la fiesta. De esta manera pueden durar cazando semanas y semanas  hasta que quedan satisfechos de que han matado suficientes venados para agradar a los dioses.”

Y es el mismo Lumholtz quien nos describe el trasfondo religioso que para los Huicholes tenía el consumo del venado: “…es el emblema de la alimentación y fertilidad, y su sangre es rociada sobre las semillas de maíz, para que éstas se hagan igualmente alimenticias. El es el sacrificio más valioso para los dioses, y sin éste la lluvia y los buenos cultivos, la salud y la vida no se pueden alcanzar.”  

Danza del Venado durante una festividad religiosa en Sonora
 El venado fue siempre un animal altamente simbólico para los grupos indígenas nativos de México, como aquí, en Sonora, las investigaciones recientes entre los Yaquis también lo corroboran. Para estos, como lo sabemos, el venado es fundamental ya que los yaquis se encuentran íntimamente relacionados con el espacio o “konti,” o sea los productos de la tierra. Ante esta situación, es válido que nos hagamos  las preguntas: ¿Porqué existe esta constante en todo México de considerar al venado como un animal sagrado? ¿Porqué esta concidencia en los rituales asociados a la cacería del mismo?

Durante la prehistoria y hasta nuestro momento actual, tenemos que el venado conserva una función ideológica dual: por un lado vinculada con sociedades agrícolas en las que el espacio es primordial, pero también, y esta es la pista fundamental, en las sociedades relacionadas con el comercio. Así sucedió en regiones con sociedades tan disímiles como Sonora, en donde había indígenas agrícolas o colectores, sedentarios o comerciantes, aunque de cualquier manera, en todas ellas el venado siempre tuvo una vigencia fundamental. Mi propuesta, aquí, es que es posible entender estos rituales relacionados con el venado como mecanismos ideológicos a través de los cuales, estos diversos grupos participaban en redes de comercio prehispanas que unían al centro de México con el actual Estados Unidos.

Corroborando esta hipótesis, tenemos la descripción del mismo Cabeza de Vaca, quien habla de la participación sonorense en estas redes comerciales, precisamente en el Pueblo de Corazones donde les dieron los seiscientos corazones de venado:

“y dabannos muchos Venados, y muchas Mantas de Algodon, mejores que las de la Nueva-España. Dabannos también muchas Cuentas, y de unos Corales que hay en la Mar del Sur, muchas Turquesas; muy buenas que tiene de hacia el Norte y finalmente dieron aqui todo quanto tenian, y à mi me dieron cinco Esmeraldas hechas puntas de Flechas..; y pareciendome à mi que eran muy buenas, les preguntè, que donde las havian havido? y dijeron, que las traìan de unas Sierras muy altas, que estan hacia el Norte, y las compraban a trueco de Penachos, y Plumas de Papagayos.”

Esqueleto de una guacamaya recuperado en Nogales, Arizona
Es decir, hay muchísimo por conocer aún sobre la prehistoria de nuestra región y de sus redes comerciales, aunque las crónicas y descubrimientos arqueológicos comprueban cada vez más su validez. Entre las pruebas de estas redes están el hallazgo reciente de un esqueleto prehispano de guacamaya de 8 semanas de edad en un sitio ubicado en el actual Nogales, Arizona.

Otra, la existencia de turquesa y conchas extraídos de diversos lugares, no únicamente de México sino del actual Estados Unidos, que han sido encontrados en diversos sitios prehispanos de todo México, como lo apreciamos en la cabeza de un guerrero encontrada en Tula, Hidalgo, y elaborada con abulón de California, conchas marinas del Océano Pacífico y cerámica de Centroamérica, que muestro a continuación.

Pero sobre todo, el saber que el ritual de la cacería del venado jugó un papel, hoy desconocido, como agente ideológico aglutinador en un continuo secular en el que todavía participamos los sonorenses de hoy, los mismos sonorenses que en esta temporada actúan el ritual de su caza anual. En el próximo artículo hablaré de ese licor tan aparentemente sonorense como es el bacanora.